Eduardo Oyana
Anónimo
Por: Fabian Villegas
Decía la escritora Ruth Wilson Gilmore, que no existe vida que no sea geográfica.
Y cuando se refiere a geográfica, me queda claro que se refiere a todo ese conjunto de formas de habitar, practicar y producir el espacio que han quedado invisibilizadas, por la geografía, el urbanismo, la arquitectura, la monumentalidad y el ecosistema colonial.
Todo espacio se practica, no existe espacio sin práctica espacial. El océano ya no es el océano, el desierto no es el desierto, la selva no es la selva, la ciudad no es la ciudad, el amanecer no es el amanecer, la oscuridad no es la oscuridad, el hospital no es el hospital, existir bajo los criterios del derecho que reducen la vida a los determinismos arbitrarios de la legalidad y la ilegalidad, hacen de la condición social de existencia una práctica espacial. En la incesante espera hemos creado comunidad,”los últimos no serán los primeros”, los últimos seremos los últimos, seremos los últimos en esperar.
Como decía Shahram Khosravi la espera esta racializada, hay una arquitectura de la espera, habría que agregar la espera como un mandato institucional, la espera como una necropolítica, la espera como un régimen de temporalidad, esperar por llegar, esperar por entrar, esperar por ser atendidos, esperar por no ser detenidos, esperar por los documentos que nos permitan (estar), esperar por no ser vistos, esperar por ser vistos, esperar para poder salir, esperar para poder caminar, caminar para poder esperar.Como decía Shahram Khosravi la espera esta racializada, hay una arquitectura de la espera, habría que agregar la espera como un mandato institucional, la espera como una necropolítica, la espera como un régimen de temporalidad, esperar por llegar, esperar por entrar, esperar por ser atendidos, esperar por no ser detenidos, esperar por los documentos que nos permitan (estar), esperar por no ser vistos, esperar por ser vistos, esperar para poder salir, esperar para poder caminar, caminar para poder esperar.
Si la espera es un dispositivo de estratificación racial de la temporalidad, el régimen de ciudadanía ha hecho de la frontera una condición ontológica. Estando adentro no nos dejan entrar, vemos la fiesta desde la marquesina, somos damnificados de la modernidad y vivimos de espaldas al mar. Desde la frontera creamos modelos de habitabilidad, existencia en el espacio, sostenibilidad de los tejidos comunitarios, reproducción de la vida comunitaria, nos sostenemos para estar.Si la espera es un dispositivo de estratificación racial de la temporalidad, el régimen de ciudadanía ha hecho de la frontera una condición ontológica. Estando adentro no nos dejan entrar, vemos la fiesta desde la marquesina, somos damnificados de la modernidad y vivimos de espaldas al mar. Desde la frontera creamos modelos de habitabilidad, existencia en el espacio, sostenibilidad de los tejidos comunitarios, reproducción de la vida comunitaria, nos sostenemos para estar.
Hay una frontera topográfica, cartográfica, territorial, climática, natural, una frontera conceptual, político-jurídica-estatal, militar-imperial, y una frontera civilizatoria, ontológica y temporal desde la cual también nos hemos movido por debajo de la tierra con opacidad, reconstruyendo retazo a retazo nuestra cartografía emocional, reclamando nuestra geografía existencial. Nos hemos perdido en el viento, nos hemos bajado del tren, nos han regresado los documentos, nos hemos bebido la foto familiar como un resguardo, hemos regresado 138 veces al locutorio, nos hemos embriagado como un sistema de espiritualidad, hemos celebrado escondiendonos de las luces de la ciudad, hemos reido en clandestinidad y las inclemencias del sol nos han hecho lavarnos la cara con el agua del mar.
El nieto ayuda a su abuelo a colocarse la mochila en el refugio ‘Fraternitá Massi’ (Oulx, Italia). Esa misma noche intentaron cruzar la frontera a través de las altas montañas de los Alpes con el objetivo de llegar al siguiente refugio en Briançon (Francia).
Una familia de Afganistán minutos antes de coger el bus en la estación de Oulx (Italia) para dirigirse a Claviere, que es la última localidad italiana que hace frontera con Francia.
Un grupo de personas en movimiento, entre ellos Marwa y Nabilla, caminan cerca de la frontera italiana en búsqueda de la ruta menos vigilada para llegar a territorio francés. Sería la primera vez que intentaron cruzar a Francia, pero al final no lo conseguirían al ser vistas por la policía fronteriza francesa y ser devueltas a Oulx (Italia)
Sobhan Khande Niaz (i) y Majid Khande Niaz (d) junto a Alireza Jafari (2i) caminan a través de las altas montañas de los Alpes en búsqueda de la ruta menos vigilada para cruzar la frontera de Italia con Francia.
Ahmad, una persona de Irán, descansa sentado en una colina tras caminar largas horas a través de las altas montañas de los Alpes
Un grupo de personas de Afganistán, entre ellos Marwa y Nabilla, caminan en la noche por la frontera de Italia en búsqueda de la ruta menos vigilada para llegar a Francia. Ese día sería la segunda vez que intentaron cruzar la frontera, y al final conseguirían llegar a territorio francés tras caminar largas horas
Varias personas en movimiento cortándose el pelo en el campamento informal que se encuentra en Grande-Sytne, cerca de Dunkerque (Francia). En este campamento conviven personas de diferentes orígenes y edades, quienes esperan su oportunidad para cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Inglaterra.
Ahmad, una persona de Irán, descansa sentado en una colina tras caminar largas horas a través de las altas montañas de los Alpes
Un grupo de personas de Afganistán, entre ellos Marwa y Nabilla, caminan en la noche por la frontera de Italia en búsqueda de la ruta menos vigilada para llegar a Francia. Ese día sería la segunda vez que intentaron cruzar la frontera, y al final conseguirían llegar a territorio francés tras caminar largas horas
Varias personas en movimiento cortándose el pelo en el campamento informal que se encuentra en Grande-Sytne, cerca de Dunkerque (Francia). En este campamento conviven personas de diferentes orígenes y edades, quienes esperan su oportunidad para cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Inglaterra.
Sidiqh, una persona de Afganistán de 24 años, descansa en la cama del refugio ‘Terrasses Solidaries’ en Briançon (Francia) después haber conseguido cruzar la noche anterior la frontera entre Italia y Francia
Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) intentan introducir comida a través de la verja de la zona portuaria de Ceuta. Habitualmente los ‘Menores No Acompañados’ entran al interior del puerto para intentar hacer ‘risky’ y llegar a la península española escondido en uno de los barcos.
Un niño juega subido en una valla en el refugio ‘Fraternitá Massi’ (Oulx, Italia).
Un Menor Extranjero No Acompañado (MENA) espera en la zona portuaria de Ceuta a un descuido de la policía para entrar en el puerto e intentar hacer ‘risky’, y así llegar a la península española escondido en uno de los barcos.
Suheil (i) y Saeid (d) caminan por la playa de Trieste (Italia) tras haber tomado una ducha y cambiarse de ropa. Ese día volverían a la estación de trenes y buses de Trieste, desde donde continuarán su ruta migratoria.
Suheil hace una videollamada con su amigo Saeid en septiembre de 2021 en la zona de Porta Palazzo (Turín, Italia). Suheil ha llegado al final de su ruta migratoria. Él ha decidido quedarse en la ciudad del norte de Italia: Turín.
En la imagen, la carta de identidad italiana de Suheil. Después de meses de espera y entrevistas ha conseguido obtener este documento que facilita la vida de Suheil en Europa.
Eduardo Oyana
(Quito, Ecuador, 1992) Periodista, fotógrafo y fotoperiodista radicado actualmente en España. Posee un Grado en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid (2018), y un Máster en Periodismo Multimedia por la misma universidad (2023). Actualmente vive en Madrid y trabaja para la Agencia EFE. Y, en estos últimos años ha estado enfocado en proyectos de largo recorrido, relacionados en su mayoría con la migración y los derechos humanos.
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A cerca de Fabian Villegas
(México, 1985) Escritor, periodista, artista de Spoken Word, y curador independiente. Es co-fundador de Contranarrativas, proyecto global horizontal y colaborativo de producción descentralizada de conocimiento, gestión cultural y comunicación libre comprometido con la visibilización, difusión y producción de epistemologías racializadas, narrativas,y estéticas anticoloniales desde la experiencia del Sur Global. Fundador de “Aula Pública”, espacio pedagógico de Contranarrativas que busca descentralizar la producción de conocimiento a través de seminarios, talleres, conferencias, webseminars, sobre estudios del Sur Global, perspectiva antirracista y estudios anticoloniales. Autor de los libros "En Blanco y Prieto, Itinerario geopolítico de la decolonialidad", 2014, “Mascarada, corpo-políticas y lenguajes de madera” 2015, y “Rumores” 2021. Villegas reside actualmente en la República Dominicana.
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